Jesús a la S.D. Luisa Piccarreta
Libro de Cielo, Vol 36, Agosto 15, 1938 (36-25)
La fiesta de la Asunción es la fiesta más bella, más sublime, es la fiesta de la Divina Voluntad obrante en la Reina Celestial.
Mientras mi mente nadaba en el mar del Querer Divino, me he detenido en el acto en el cual mi Mamá Reina fue Asunta al Cielo. ¡Cuántas maravillas, cuántas sorpresas de amor ante las cuales queda uno arrobado! Y mi dulce Jesús, como si sintiera la necesidad de hablar de su Madre Celestial, todo en fiesta me ha dicho:
“Hija mía bendita, hoy, la fiesta de la Asunción, es la fiesta más bella, más sublime, más grande, en la cual quedamos más glorificados, amados y honrados; Cielos y tierra son investidos por una alegría insólita, jamás sentida, los ángeles, los santos, se sienten investidos por mares de nuevas alegrías y nueva felicidad, y alaban con nuevos cánticos a la Soberana Reina, que con su imperio impera sobre todo y da alegría a todos. Hoy es la fiesta de las fiestas, y la única y nueva fiesta que no ha habido otra que la iguale. Hoy, el día de la Asunción, venía festejada por primera vez la Divina Voluntad obrante en la Soberana Señora; las maravillas son encantadoras, en cada pequeño acto suyo, aun en su respiro, en su movimiento, se ven tantas Vidas Divinas nuestras que corren como tantos Reyes en sus actos, que más que refulgentes soles la inundan, la circundan, la embellecen y la vuelven tan bella, que forma el encanto de las regiones Celestiales. ¿Te parece poco que cada respiro suyo, movimiento, obra y pena estuvieran llenos de tantas Vidas Divinas nuestras? Es propiamente éste el gran prodigio del obrar de mi Voluntad en la criatura, formar tantas Vidas Divinas nuestras por cuantas veces ha tenido entrada en el movimiento, en los actos de la criatura, y como mi Fiat posee la virtud bilocadora y repetidora, y repite siempre sin cesar jamás lo que hace, por eso la gran Señora siente en Sí multiplicar estas Vidas Divinas, las cuales no hacen otra cosa que extender mayormente sus mares de Amor, de Belleza, de Potencia, de Sabiduría infinita. Tú debes saber que son tales y tantas nuestras Vidas Divinas que posee, la multiplicidad de sus actos que posee, que en cuanto entró en el Cielo pobló todas las regiones celestiales, y no pudiéndolas contener a todas llenaron toda la Creación, así que no hay punto donde no corran sus mares de Amor, de Potencia y tantas Vidas nuestras, de las cuales es la poseedora y la Reina. Podemos decir que nos domina y la dominamos, y vertiéndose en nuestra Inmensidad, Potencia y Amor, pobló todos nuestros atributos con sus actos y con las tantas Vidas Divinas nuestras que había conquistado. Así que, dondequiera y por todas partes nos sentimos amar, glorificar por dentro y por fuera de Nosotros, desde dentro de las cosas creadas, en los más remotos escondites, por esta Celestial Criatura, y por lo tanto por las tantas Vidas nuestras que nuestro Fiat ha formado en Ella. ¡Oh! Potencia de nuestro Querer, sólo Tú puedes hacer tantos prodigios, hasta crear tantas Vidas nuestras en quien te hace dominar, para hacernos amar y glorificar como merecemos y queremos. He aquí por qué Ella puede dar su Dios a todos, porque lo posee, es más, sin perder ninguna de nuestras Vidas Divinas, en cuanto ve a la criatura dispuesta, que quiere recibir nuestra Vida, tiene la virtud de reproducir, de dentro de nuestra Vida que posee, otra Vida Divina nuestra para darla a quien nos quiere. Esta Virgen Reina es un prodigio continuado, lo que hizo en la tierra lo continúa en el Cielo, porque nuestra Voluntad cuando obra, tanto en la criatura como en Nosotros, ese acto no termina jamás, y mientras queda en Ella se puede dar a todos. ¿Termina tal vez el sol de dar su luz porque ha dado tanta a las generaciones humanas? ¡De ningún modo! Aunque ha dado tanta es siempre rico en su luz, sin perder ni siquiera una gotita de luz. Por eso la gloria de esta Soberana Reina es insuperable, porque tiene en posesión nuestra Voluntad obrante, que tiene virtud de formar en la criatura actos eternos e infinitos; nos ama siempre, no cesa jamás de amarnos con nuestras Vidas que posee, nos ama con nuestro Amor, nos ama por todas partes y dondequiera, su amor llena Cielos y tierra, y corre a descargarse en nuestro Seno Divino, y Nosotros la amamos tanto que no sabemos estar sin amarla, y mientras nos ama, ama a todos y nos hace amar a todos. ¿Quién puede resistir y no dar lo que quiere? Y además, es nuestro mismo Querer que pide lo que Ella quiere, que con sus vínculos eternos nos ata por todas partes, y no podemos negarle nada. Por eso la fiesta de la Asunción es la más bella, porque es la fiesta de mi Voluntad obrante en esta gran Señora, que la hizo tan rica y bella que los Cielos no pueden contenerla; los mismos ángeles se sienten mudos, no saben hablar de lo que hace mi Voluntad en la criatura.”
Después de esto mi mente ha quedado aturdida al pensar en los grandes prodigios que el Fiat Divino obró y continúa obrando en la Celestial Reina, y mi amado Jesús ha agregado:
“Hija mía, su belleza es inenarrable, encanta, fascina, conquista; su amor es tanto, que se da a todos, ama a todos, y deja atrás de Sí mares de amor. Se puede llamar Reina de amor, vencedora de amor, porque amó tanto, que por caminos de amor venció a su Dios. Tú debes saber que el hombre, con hacer su voluntad rompió los vínculos con su Creador y con todas las cosas creadas; esta Celestial Reina con la Potencia de nuestro Fiat que poseía, vinculó a su Creador con las criaturas, vinculó a todos los seres juntos, los unió, los reordenó de nuevo, y con su amor daba la nueva vida a las generaciones humanas; fue tanto su amor, que cubrió y escondió en su amor las debilidades, los males, los pecados y a las mismas criaturas en sus mares de amor. ¡Oh! si esta Virgen Santa no poseyese tanto amor, nos resultaría difícil mirar la tierra, pero su amor no sólo nos la hace mirar, sino que queremos dar nuestra Voluntad reinante en medio a las criaturas, porque Ella así lo quiere, quiere dar a sus hijos lo que posee, y por caminos de amor nos vencerá a Nosotros y a sus hijos.”
Comments